01 septiembre, 2009

Vegetarianismo



Vegetarianismo
La palabra “vegetariano,” empleada por primera vez por los fundadores de la Sociedad Vegetariana Británica en 1842, proviene de la palabra latina “vegetus” que significa “íntegro, sano, fresco o vigoroso”, como en “homo vegetus”, el cual quiere decir una persona mental y físicamente vigorosa. El significado original de la palabra implica una filosofía equilibrada y un sentido moral de vida; mucho más que una dieta de frutas y vegetales.
SALUD Y NUTRICIÓN.
En 1961 el periódico de la Asociación Médica Americana dijo: “Entre el 90% y el 97% de las enfermedades del corazón pueden ser prevenidas con una dieta vegetariana.” Desde entonces, se sabe científicamente que después del tabaco y el alcohol, el consumo de carne es la mayor causa de mortalidad en Europa Occidental, los Estados Unidos, Australia y otras regiones del mundo.

Cuestion de consciencia
Muchas personas consideran las razones éticas las más importantes para volverse vegetariano.
En un ensayo titulado “Acerca de comer carne” el autor romano Plutarco escribió: “¿Puede realmente preguntar por qué razón Pitágoras no comía carne? Por mi parte más bien me asombro y me pregunto; ¿por qué gran accidente y en qué estado mental, el primer hombre utilizó su boca para desgarrar y llevar sus labios a la carne de una criatura muerta, tendió su mesa con cuerpos muertos y pálidos y se aventuró a llamar alimento y nutrición a esos seres que en un momento se alegraron, lloraron, se movieron y vivieron? ¿Cómo pudieron sus ojos soportar la matanza cuando sus gargantas eran cortadas y sus miembros descuartizados? ¿Cómo pudo su nariz soportar esos olores? ¿Cómo es que esa contaminación no trastornó su gusto y pudo beber jugos de heridas mortales?”

León Tolstoi advirtió: “Mientras nuestros cuerpos sean las tumbas vivientes de animales asesinados, ¿cómo podemos esperar alguna condición ideal en la Tierra?” Hace 26 siglos Pitágoras dijo: “Aquellos que matan animales para comer su carne tienden a masacrarse a sí mismos.”

Las principales escrituras religiosas ordenan al hombre vivir sin matar innecesariamente. El Antiguo Testamento instruye: “No Matarás” (Éxodo 20:13). En el Génesis (1:29) y en el Génesis (9:4) “Pero carne con vida, que es su sangre, no comeréis, porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal, la demandaré.” En el Evangelio de la Paz de los rollos del Mar Muerto Jesús dice: “Y la leche de toda bestia que se mueve y que vive sobre la faz de la tierra será carne para vosotros, así como les he dado a los animales la hierba verde, así os doy a vosotros su leche; pero la carne y la sangre que les dan vida no las comeréis.”

El Señor Budha (Siddharta Gautama) advino con el propósito de detener la matanza irrestricta de animales y establecer su doctrina de “ahimsa” (no violencia), la cual, junto con el vegetarianismo, Él estableció como paso fundamental en el sendero de la elevación de la conciencia.


El Manu samhita, el antiguo libro de leyes de la India dice: “Habiendo considerado el desagradable origen de la carne y la crueldad de la matanza de seres vivos, uno debe abstenerse completamente de comer carne.”

En el Bhagavad gita (5.18), Krishna (La Suprema Personalidad de Dios) explica que la perfección espiritual comienza cuando uno puede ver la igualdad de todos los seres vivientes. “El sabio humilde, en virtud del conocimiento verdadero, ve con igual visión a un brahmana (sacerdote) erudito y apacible, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un paria.”

Y si un ser humano desea evolucionar es importante buscar la perfección, la cual incluye necesariamente no agredir ninguna entidad viviente.
Por lo tanto, lo más recomendable para un ser humano civilizado, inteligente y educado en la perfección de la vida, es volverse vegetariano. Tanto para permitir evolucionar su conciencia y ser más feliz como para evitarse grandes sufrimientos en esta y las próximas vidas.
Máximas:
*Para una vida más saludable
*“Cuando perdemos el respeto por la vida animal, también lo perdemos por la vida humana.”


Fuente: Colección Sabiduría Védica

Autor: Swami B.A. Paramadvati